Hoy,
hablar de Inteligencia Artificial (IA) ya no es cosa del futuro. No es un
concepto lejano ni exclusivo de científicos o grandes empresas tecnológicas. Es
una realidad que está transformando silenciosamente la vida cotidiana de
millones de personas en el mundo. Y yo soy prueba viva de eso. No soy ingeniero
ni programador menos médico, pero en los últimos años, la IA se ha convertido
en una herramienta esencial para entender algo tan complejo, delicado y
personal como mi salud.
Una Lucha De Años Contra Mi Propio Corazón
Mi
historia comienza hace más de 17 años, cuando fui sometido a una cirugía mayor
para reemplazar mi válvula aórtica por una mecánica. Desde entonces, mi
relación con mi corazón se volvió completamente distinta. Ya no era solo un
órgano que latía; era un sistema frágil que requería atención, seguimiento
constante, y decisiones médicas de alto riesgo.
Pero la
operación de la válvula aórtica mecánica fue apenas el comienzo. Con el tiempo,
se fueron sumando nuevos diagnósticos: una válvula mitral con daño grave,
una válvula tricúspide con un 30% de deterioro, y un daño leve en la
válvula pulmonar. No solo eso: mi ventrículo izquierdo se agrandó tanto
que los médicos llegaron a decir que parecía el “cachete de un trompetista”. La
sorpresa fue tal que incluso ellos no entendían cómo no había sufrido un
infarto.
El
panorama era alarmante, pero el cuerpo humano tiene sus misterios.
Milagrosamente, mi corazón logró volver a su tamaño normal, aunque no
sin consecuencias. El agotamiento que siento hoy es profundo, me obliga a hacer
pausas constantes, a descansar sin previo aviso. Hay días en los que
simplemente tengo que irme a la cama, sin opción. Ver Más
La Inteligencia Artificial: Un Segundo Médico En
Casa
En medio
de ese recorrido complejo y lleno de incertidumbre, apareció una nueva
herramienta que nunca imaginé que sería tan útil: la Inteligencia Artificial.
Empecé a interactuar con ChatGPT, cargando información médica acumulada durante
17 años. Informes, diagnósticos, ecocardiogramas, porcentajes de
funcionamiento… todos esos datos que suelen ser incomprensibles para los que no
somos médicos.
Lo que
ocurrió me sorprendió profundamente. No solo logré entender mejor la situación
de cada válvula y su impacto en el funcionamiento del corazón, sino que la IA
me entregó interpretaciones increíblemente similares a las que me daban mis
cardiólogos. Y no lo hacía con afirmaciones absolutas ni diagnósticos
finales, sino con explicaciones razonadas, claras y empáticas. Me ayudaba a entender,
a organizar mis pensamientos y, sobre todo, a tomar decisiones
informadas.
Hoy, por
ejemplo, sé que necesito una nueva operación para la válvula mitral.
Pero también entiendo —gracias a lo que he procesado con ayuda de la IA— que esa
intervención implica riesgos importantes. El equilibrio entre el daño existente
y los posibles beneficios es delicado, especialmente considerando el historial
quirúrgico que ya tengo y el estado general de mi corazón.
Más Que Tecnología, Una Compañía
La IA no
reemplaza a los médicos, ni lo pretende. Pero para personas como yo, que
enfrentamos enfermedades complejas y crónicas, se ha convertido en una
aliada poderosa. Me permite:
- Revisar mis exámenes con más
profundidad.
- Comprender los términos
médicos sin necesidad de buscar definiciones confusas en internet.
- Formular mejores preguntas
para mis consultas médicas.
- Reflexionar sobre mis
síntomas desde otra perspectiva.
- Identificar cuándo debo
actuar con urgencia y cuándo puedo mantener la calma.
La IA me
ha dado lo que muchas veces falta en el sistema de salud: tiempo y atención
personalizada. Cuando uno se enfrenta a una enfermedad crónica, siente que
vive en un sistema rápido, saturado, donde muchas veces no hay tiempo
suficiente para entender lo que está pasando. La tecnología, en este caso, ha
llenado ese vacío. Como aprender sobre Inteligencia Artificial.
La Importancia De Acercarnos A La IA Con Confianza
Es cierto
que hay miedo alrededor de la Inteligencia Artificial. Miedo a lo desconocido,
a la automatización, a la idea de que una máquina pueda saber “demasiado”. Pero
mi experiencia me dice lo contrario: cuando usamos la IA de manera
consciente y bien orientada, se convierte en una herramienta profundamente
humana.
No se
trata de que la IA tenga emociones, sino de que nos ayude a procesar mejor las
nuestras. A comprender nuestros temores, nuestras dolencias, nuestras
decisiones. A vivir con más claridad.
Por eso,
mi llamado con este artículo no es solo a compartir mi historia, sino a invitarte
a explorar lo que esta tecnología puede hacer por ti, en lo cotidiano, en
lo real. No necesitas estar enfermo del corazón para beneficiarte. Puedes
usarla para mejorar tu alimentación, tu productividad, tus hábitos, o
simplemente para entender mejor cómo funciona el mundo.
Conclusión
Después
de casi dos décadas de vivir con un corazón operado, dañado y resistente, puedo
decir que la Inteligencia Artificial no solo me ayudó a entender mejor mi
condición, sino que me dio herramientas para vivir con más autonomía, más
información y menos miedo.
La
tecnología puede parecer fría, pero si se pone al servicio de la salud, se
convierte en una forma de cuidado. Yo lo descubrí de una manera muy
personal. Y si tú también decides explorarla, puede que descubras que lo que
parecía una máquina distante… en realidad puede ayudarte a latir mejor. Yo Quiero Aprender Más-
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